Carmen y Jacinto se querían. Un buen día decidieron
dejarse de amores platónicos y se fueron a vivir juntos. Por esto se han
convertido en el tema de media ciudad. No es para tanto, ¿o sí?: Hace algún
tiempo, la directora de la Casa Hogar, recibió la inesperada visita de
dos internos, Carmen y Jacinto. Ella tiene 80 años, y él, solo 75.
Se han cansado de permanecer encerrados en
espera de la muerte, le comunican que están enamorados y que abandonaran el
asilo para vivir juntos.
Todos los
días se fugan jóvenes con señoritas, muchachos con varones, o damas con otras
damas, sin que nadie se escandalice. En cambio, basta que una
pareja de ancianos declare públicamente su amor para que la sociedad se rasgue
las vestiduras, o poco menos.
A pesar de
la famosa liberación de las costumbres, el tema del amor en la vejez
sigue siendo tabú. Se organizan eventos sobre la educación sexual, sobre los
derechos de la homosexualidad; pero se corre un púdico velo en lo referente a
la sexualidad en los ancianos.
Se ensalza y
lucra con el amor y el erotismo de jóvenes hermosos, y se niega a las personas
adultas mayores la posibilidad del placer sexual, aun a sabiendas de que sus
cuerpos son capaces todavía de albergar y proveer placer.
Se considera
al anciano como un ser justo sensato, y asexuado, capaz de superar las
pasiones, …. y que ya no aspira al placer, sino a la sabiduría, como si
hubiese antinomia entre ambos conceptos. Por otra parte, a menudo se relaciona
la sexualidad con la fuerza, como si el impulso sexual implicase potencias
desbordantes.
En algunos
lugares se sigue pensando que la actividad sexual merma la capacidad
física de las personas mayores, cuando se ha comprobado todo lo contrario: La
actividad y practica sexual satisfactoria los provee de beneficios
cardiovasculares y emocionales.
Es preciso
seguir luchando contra los prejuicios, y observar que tal vez, bajo el pretexto
del liberalismo, nuestra sociedad está sustituyendo la moral tradicional por
otra, no menos opresiva y engañosa: La de la juventud a toda costa, la
aparente belleza física y el consumo para lograrlo.