Cuando la enfermedad lleva a la persona mayor a la dependencia permanente y progresiva, su atención y cuidado requerirá de una mayor carga y trabajo para sus cuidadores -la mayoría de las veces estos cuidadores son los propios hijos e hijas-, quienes deberán observar algunas medidas preventivas para preservar su propia salud e integridad.
1. Cuidarse para cuidar: si el cuidador enferma la persona a su cargo se queda sin atención, por ello es fundamental seguir pautas como realizarse valoraciones médicas preventivas, evitar el aislamiento social, y pedir ayuda cuando es necesario.
2. Evitar la sobrecarga: vigilar el sueño, la alimentación, mantener una actitud positiva, buscar información y prepararse ante el duelo por el familiar.
3. Fomentar la autonomía: el que la persona mayor pueda vestirse, comer o cuidar de su aseo personal repercute en su autoestima y en su salud. Y reduce la carga del cuidador
4. Cuidar las posturas: el cuidador debe ser consciente en todo momento de la postura física que toma cada vez que realiza una tarea como movilizar a su familiar en la cama, pasarlo de la cama a una silla o ayudarle a caminar.
5. Estar atento con la alimentación y el sueño: la falta de apetito, la pérdida de peso o la alteración del sueño son indicios de que algo sucede y el cuidador debe saber reconocer estas señales.
6. Desarrollar habilidades de comunicación: existen cuestiones muy prácticas como evitar hablar con el mayor cuando está enfadado o cansado, saber reaccionar ante muestras de agresividad o actuar de forma adecuada ante otras alteraciones.
7. Prevenir las caídas: un hogar adaptado evitará muchos de los accidentes comunes, además el cuidador deberá aprender a movilizar a su familiar para evitar lesiones propias.
8. Estar informado: los familiares cuidadores deben capacitarse y mantenerse actualizados, una buena opción es integrarse en grupos de apoyo para familiares.