Tanatología, la
ciencia que estudia y trata los procesos de la muerte y la muerte misma, tiene
relación con disciplinas diversas, tanto del ámbito bio-físico como del
jurídico-social, de ahí que se encuentra inmersa en un mundo de conceptos y
palabras que provienen de las diferentes ciencias, con las que ha interactuado
hasta alcanzar su actual desarrollo.
La Tanatología ha experimentado un avance notable en los
últimos años, pero es necesario hacerla más accesible a los interesados y
fomentar que más personas se sientan interesadas en conocerla.
Si partimos de la base que toda persona desde que nace
hasta momentos antes de morir, tiene constantes perdidas, que le generan dolor,
sufrimiento, tristeza o culpa, y tiene que vivir distintos duelos, en consecuencia tiene que comprender el
significado de cada duelo que experimenta y encontrarle un verdadero sentido
que contribuya a superarlo y a obtener el mejor provecho para su supervivencia.
La muerte es un proceso natural de la vida, tan cotidiano
como el nacimiento, pero cuando nos toca de cerca, en ese momento atravesamos
por una serie de sentimientos y emociones como el sentirnos frágiles y
vulnerables, con tristeza y amargura, y no siempre estamos preparados para
reconocerlos, gestionarlos y superarlos; la mente reacciona de manera especial
cuando este trágico suceso llega a nuestras vida, las reacciones son intensas,
con cambios conductuales y emocionales
que alteran el ritmo de la vida por lapsos variables.
Toda persona que quiera sanar el dolor de la muerte y el de
la desesperanza, que son los sufrimientos más grandes que pueda vivir un ser
humano, debe, para lograrlo, saber quién es un ser humano, ignorar esta
condición vuelve imposible todo intento de ayuda.
Asimismo, se debe promover el conocimiento de la
Tanatología, que nos permita saber utilizar sus herramientas, y que se haga
accesible para otras personas.