miércoles, 24 de abril de 2013

Amor y sexualidad



   Carmen y Jacinto se querían. Un buen día decidieron dejarse de amores platónicos y se fueron a vivir juntos. Por esto se han convertido en el tema de media ciudad. No es para tanto, ¿o sí?: Hace algún tiempo, la directora de la Casa Hogar, recibió la  inesperada visita de dos internos, Carmen y Jacinto. Ella tiene 80 años, y él, solo 75. 
   Se han cansado de permanecer encerrados en espera de la muerte, le comunican que están enamorados y que abandonaran el asilo para vivir juntos. 
   Todos los días se fugan jóvenes con señoritas, muchachos con varones, o damas con otras damas, sin  que nadie se escandalice. En  cambio, basta que una pareja de ancianos declare públicamente su amor para que la sociedad se rasgue las vestiduras, o poco menos.
   A pesar de la famosa liberación de las costumbres, el tema del amor en la vejez  sigue siendo tabú. Se organizan eventos sobre la educación sexual, sobre los derechos de la homosexualidad; pero se corre un púdico velo en lo referente a la sexualidad en los ancianos.
   Se ensalza y lucra con el amor y el erotismo de jóvenes hermosos, y se niega a las personas adultas mayores la posibilidad del placer sexual, aun a sabiendas de que sus cuerpos son capaces todavía de albergar y proveer placer.
   Se considera al anciano como un ser justo sensato,  y asexuado, capaz de superar las pasiones, ….  y que ya no aspira al placer, sino a la sabiduría, como si hubiese antinomia entre ambos conceptos. Por otra parte, a menudo se relaciona la sexualidad con la fuerza, como si el impulso sexual implicase potencias desbordantes.  
   En algunos lugares se sigue pensando que la actividad sexual merma la capacidad  física de las personas mayores, cuando se ha comprobado todo lo contrario: La actividad y practica sexual satisfactoria los provee de beneficios cardiovasculares y emocionales.
   Es preciso seguir luchando contra los prejuicios, y observar que tal vez, bajo el pretexto del liberalismo, nuestra sociedad está sustituyendo la moral tradicional por otra, no menos opresiva y engañosa: La de la  juventud a toda costa, la aparente belleza física y el consumo para lograrlo.

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